viernes, 26 de mayo de 2017

(NO) "Son cosas de niños"

¡Gorda/o! ¡Fea/o! ¡Foca! ¡Ballena! o ¡Maricón! Joder, ¿quién puede deprimirse por adjetivos así entre chavales de Primaria? Si son cosas de niños.

- “Tu hijo está insultando a mi hijo/a y le está haciendo pasar un mal curso”.  
- “¿Mi hijo? ¡Eso son cosas de niños!”

                Ahí está el problema, en que el acoso escolar, el maltrato entre niños se fragua en casa. Tu hijo es un niño, pero cuando toma la decisión de ir en contra de alguien, de insultar, pegar, vejar a un compañero, deja de ser un niño y se convierte en un arma. No es un arma blanca, ni de fuego. Es un arma contagiosa, infecciosa. Porque los niños de su alrededor van a querer estar a su favor con tal de no verse envueltos en los mismos insultos que recibe el que, hasta entonces, era su amigo. Y tú, como padre, lo estás viendo, te lo estás imaginando, lo intuyes porque es tu hijo y sabes que no se está portando bien con otro niño, pero te la está pelando. OLÍMPICAMENTE. Y entonces, tú eres cómplice de esa arma contagiosa.

                Piénsalo e imagina que un día llega tu hijo/a a casa, después de un día en el cole con los “amigos” y te dice: “Papá, mamá, en el colegio me insultan”. Y así un día y otro y otro. Y una semana y otra y otra. Y se extiende en el tiempo más de lo que tú querrías y de lo que niño se merece. ¿De verdad pensarías que son “cosas de niños”? ¿De verdad ibas a tener la poca sangre y la pachorra de dejar que denigren a tu hijo/a? ¿De verdad piensas que, como niños, se les va a pasar la moda de meterse con él/ella? No, ¿verdad? ¿Entonces por qué sigues permitiendo que alguien que es carne de tu carne lo haga pasar mal a otra persona? Una persona que no tiene culpa de nada. Que tan solo es distinto al resto porque alguien, algún estereotipo, ha dictaminado que no es lo normal. O quizá, el estereotipo lo ha marcado tu propio hijo, como buen acosador, simplemente porque el acosado saca mejores notas, se ha desarrollado antes, es más inteligente o porque simplemente a tu hijo, el acosador, le JODE que el acosado sea feliz en su familia. Simplemente eso, porque a tu niñito del alma le jode que sea feliz, que se traten bien, que viajen juntos, que hagan planes en familia. Pero vosotros no los hacéis. Por eso, tu hijo lo hace y tú, que lo sabes, lo consientes.

                Ponte las pilas, reconoce que, el pacífico angelito que anda por casa como si no hubiera roto un plato en su vida, está haciendo algo mal. O lo que es mejor, reconoce que tú también estás haciendo algo mal. Reconoce que lo estás mimando más de la cuenta, que le estás dando más caprichos de los que deberías. OJO, no estoy diciendo que no lo quieras y lo trates como el ser intocable que es para ti. Pero, igual que para ti es intocable, para otros padres también el suyo lo es. Y cada uno va a sacar las garras por su cría, igual que en una manada de leones. El/la guaperas, el/la pijito, el/la modernito que has creado está haciendo más daño del que piensas. Y ha creado su banda de secuaces, sus seguidores, dispuestos a regirse por las normas que el cabecilla del grupo les dictamine con tal de no ser un acosado más, con tal de reírle las gracias al “jefe”, con tal de no verse envuelto en una absoluta depresión. Y eso, hace unos años en España tenía un nombre.

                Ojo con la bestia que estás creando.


                Tu hijo es tu hijo, pero páralo antes de que lo conviertas en un delincuente.

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