¡Gorda/o! ¡Fea/o!
¡Foca! ¡Ballena! o ¡Maricón! Joder, ¿quién puede deprimirse por adjetivos así
entre chavales de Primaria? Si son cosas de niños.
- “Tu hijo está insultando a mi
hijo/a y le está haciendo pasar un mal curso”.
- “¿Mi hijo? ¡Eso son cosas de
niños!”
Ahí
está el problema, en que el acoso escolar, el maltrato entre niños se fragua en
casa. Tu hijo es un niño, pero cuando toma la decisión de ir en contra de
alguien, de insultar, pegar, vejar a un compañero, deja de ser un niño y se
convierte en un arma. No es un arma blanca, ni de fuego. Es un arma contagiosa,
infecciosa. Porque los niños de su alrededor van a querer estar a su favor con
tal de no verse envueltos en los mismos insultos que recibe el que, hasta
entonces, era su amigo. Y tú, como padre, lo estás viendo, te lo estás
imaginando, lo intuyes porque es tu hijo y sabes que no se está portando bien
con otro niño, pero te la está pelando. OLÍMPICAMENTE. Y entonces, tú eres
cómplice de esa arma contagiosa.
Piénsalo
e imagina que un día llega tu hijo/a a casa, después de un día en el cole con
los “amigos” y te dice: “Papá, mamá, en el colegio me insultan”. Y así un día y
otro y otro. Y una semana y otra y otra. Y se extiende en el tiempo más de lo
que tú querrías y de lo que niño se merece. ¿De verdad pensarías que son “cosas
de niños”? ¿De verdad ibas a tener la poca sangre y la pachorra de dejar que
denigren a tu hijo/a? ¿De verdad piensas que, como niños, se les va a pasar la
moda de meterse con él/ella? No, ¿verdad? ¿Entonces por qué sigues permitiendo
que alguien que es carne de tu carne lo haga pasar mal a otra persona? Una
persona que no tiene culpa de nada. Que tan solo es distinto al resto porque
alguien, algún estereotipo, ha dictaminado que no es lo normal. O quizá, el
estereotipo lo ha marcado tu propio hijo, como buen acosador, simplemente
porque el acosado saca mejores notas, se ha desarrollado antes, es más
inteligente o porque simplemente a tu hijo, el acosador, le JODE que el acosado
sea feliz en su familia. Simplemente eso, porque a tu niñito del alma le jode
que sea feliz, que se traten bien, que viajen juntos, que hagan planes en
familia. Pero vosotros no los hacéis. Por eso, tu hijo lo hace y tú, que lo sabes,
lo consientes.
Ponte
las pilas, reconoce que, el pacífico angelito que anda por casa como si no
hubiera roto un plato en su vida, está haciendo algo mal. O lo que es mejor,
reconoce que tú también estás haciendo algo mal. Reconoce que lo estás mimando
más de la cuenta, que le estás dando más caprichos de los que deberías. OJO, no
estoy diciendo que no lo quieras y lo trates como el ser intocable que es para
ti. Pero, igual que para ti es intocable, para otros padres también el suyo lo
es. Y cada uno va a sacar las garras por su cría, igual que en una manada de
leones. El/la guaperas, el/la pijito, el/la modernito que has creado está haciendo
más daño del que piensas. Y ha creado su banda de secuaces, sus seguidores,
dispuestos a regirse por las normas que el cabecilla del grupo les dictamine
con tal de no ser un acosado más, con tal de reírle las gracias al “jefe”, con
tal de no verse envuelto en una absoluta depresión. Y eso, hace unos años en
España tenía un nombre.
Ojo
con la bestia que estás creando.
Tu
hijo es tu hijo, pero páralo antes de que lo conviertas en un delincuente.
Grande barbitas. Buenas palabras!
ResponderEliminarGracias Quinto.
EliminarExcelente texto amigo José Miguel.Toda la razón del mundo.!Enhorabuena!
ResponderEliminarGracias Mariano. Me alegro de que te guste y de tus palabras.
EliminarMuy buen relato!
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