miércoles, 2 de octubre de 2019

Lo que nunca te contaron de las oposiciones.

Lo que nunca te contaron de las oposiciones.
Quizá, si buscamos la definición de "oposición" en el diccionario, en su acepción relacionada con el proceso selectivo, nos diga lo que todos sabemos. No hace falta estar en este mundillo para conocerla.
Sin embargo, todo aquel que quiera aprender realmente lo que es este «trámite», solamente debe hablar con un opositor.
Cuando llegamos a las academias o preparadores/as, nos avisan de lo duro que van a ser los pròximos meses, de los sacrificios que deberemos hacer, las horas de estudio que tendremos que dedicar y otras tantas perder de sueño.
Nos hablan de cómo afrontar el día de los exámenes, así como tambien nos aportan estrategias de estudio, de concentración, piñones fijos para salir de cualquier "atolladero". Por no contar con la cantidad de conocimientos que nos proporcionan. Unos entran bien, porque nos gustan o nos resultan fáciles. Otros, sin embargo, o los metes con calzador o no entran.
Pero, nadie habla de qué pasa después de los exámenes. Inegablemente, eso también forma parte de la oposición.
En el mejor de los casos, apruebas con plaza. Bravo por ti. Has conseguido el objetivo que estabas persiguiendo durante meses.
En un caso medio bueno o medio malo, todo depende de la perspectiva y del tiempo y esfuerzo que hayas dedicado, apruebas sin plaza.
En el peor, obtienes un "gracias por venir" que tú mismo te das.
En el segundo caso mencionado,  tu estado anímico perfectamente podría ser el de una persona diagnosticada con bipolaridad. No sabes si reír o llorar.
Has aprobado, sí. Pero aún no ha acabado esto.
Cuando preguntan qué tal te ha ido, la respuesta suele ser "aprobado sin plaza". Con la palabra "aprobado", ves cómo sonríen, se les ilumina la cara cual gusiluz. Con "sin plaza", ponen una cara en la que puedes leer perfectamente un "¿y para eso tanto esfuerzo?".
Si directamente has suspendido, haz lo que quieras, búscate la mejor de las excusas, pero la gente que no sabe qué es este proceso, no lo va a entender. Jamás. Porque para ellos, estudiar es sinónimo de aprobar. Si estudias, apruebas. Si no apruebas es que no habrás estudiado tanto. O es que no das para más.
Pero, ¿qué van a saber?
Desconocen el factor suerte, el factor tribunal, el factor "no es mi día" o el factor nervios, que tan malas pasadas puede jugar. Y, por supuesto, desconocen el factor ¡¡MÉRITOS!!
Sin embargo, lo que menos debe preocuparnos es eso.
De lo que realmente trataba este post, es de lo que nunca nos cuentan, de qué pasa cuando, aprobando o suspendiendo, te tienes que volver a presentar porque no tienes plaza.
Entonces es cuando tú, que sí que sabes lo que has estudiado y sí que conoces tus capacidades, te preguntas por qué.
Si ocurre una vez, duele, sobre todo si es injusto. Pero te mentalizas y vas a por la segunda. Otro año más de lo mismo, pero sin la presión de la primera vez, esa presión que tú mismo te pones.
Pero cuando la segunda, ves que vuelves a llevar todos los temas, los supuestos dominados, la programación empapada pero no como un papagallo y materiales que gustan al tribunal, no acabas de entender por qué te tienes que conformar con un simple aprobado, cuando sabes que ibas de plaza. Modestamente, pero tú has estudiado para eso.
Lo que nunca te han contado es cómo afrontar un tercer año de oposiciones, con qué ánimo o con qué entusiasmo. Porque los méritos por experiencia pueden ser los mismos. Entonces, ¿por qué intentarlo una tercera vez?
Porque te lo sabes, porque lo vas a conseguir y, lo más importante, porque quieres dedicarte a ello.
Un poco también por la gente que no confió, que piensan que pasas mucho tiempo estudiando o que no entienden que suspendas si has estudiado. Por ellos también.

Para acabar, no quiero cerrar estas líneas sin hacer mención a los que yo he denominado "los cagalástimas". Esas personas que el día del examen no se saben casi ningún tema, o eso dicen; cuando salen del tema, da la casualidad que, de los que han salido, ninguno era su preferido, o eso dicen; y el día de las notas, ahí están ellos/as, con su sonrisilla, su falsa incredulidad y su plaza.
No me digáis que no es para darles un...
Lo dejo aquí mejor.

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