“¿Es usted famoso, hijo de famoso, cónyuge o tiene
parentesco con alguno? ¡Si es así, está usted de enhorabuena! Podrá robar todo
cuanto quiera, defraudar lo que le plazca y reírse del resto mientras sus
seguidores continúan apoyándole. Y si es
la primera vez que lo hace, con toda certeza, no irá a la cárcel”. Esta es la
oferta con que obsequiamos a los personajes públicos en nuestro país.
Eso sí, si usted es un trabajador decente, con su nómina que
le viene justa para pasar el mes, con su hipoteca que no le deja permitirse ni
un capricho y una familia que mantener, ni se le ocurra robar en un supermercado
para darle de comer a los suyos. Si lo hace será tachado de ladrón para toda su
vida y, sin duda alguna, irá a la cárcel.
Recientemente han sido juzgados varios personajes públicos.
Pues bien, de todos ellos, con suerte, solamente uno irá a la cárcel. Otra
podrá pasearse con la cabeza bien alta porque seguirá colgando el cartel de
“Completo” en sus conciertos, cosa que no acabo de entender. Y si no es así,
siempre puede levantar un poco de césped de su bonita, maravillosa y “honrada”
casa para sacar una bolsa de basura repleta de billetes cual perro entierra un
hueso para, en un futuro, recogerlo y tener “algo que echarse a la boca”. (Hago referencia a éstos porque han sido los
últimos, pero la lista es interminable).
¡SINVERGÜENZAS! No os merecéis el respeto de nadie. No os
merecéis que os sigan dando bombo los medios de comunicación. Y por supuesto,
no so merecéis estar donde estáis.
Son cosas que no alcanzo a comprender. ¿Cómo es posible que
haya gente, por muy bien que haga su trabajo, que sigan apoyando a estos
personajes y salgan vitoreados de los juzgados? ¿Cómo es posible que la prensa,
las televisiones y demás medios acudan como buitres a rapiñar información? Solos.
Había que dejarlos solos, para que se dieran cuenta de que España entera está
en contra de ellos. Que se den cuenta que no queremos más defraudadores en
nuestro país.
“La avaricia rompe el
saco”. Si esas personas, ya sean políticos, cantantes o “hijos de” no fueran
quienes son, hoy estarían trabajando para acabar su jornada laboral, llegar a
casa y descansar con los suyos mientras pondrían verde al que roba.
Ese es el gran problema. Probablemente, todos los que hoy
criticamos a los que lo hacen, si viviéramos con ese nivel de vida, lo haríamos
también. Nos llenaríamos los bolsillos porque todo es poco, y renunciaríamos a
nuestros principios. Eso ocurre y ocurrirá mientras no cambie, y mucho, la
mentalidad de este país. País de charanga y pandereta, como bien dijo Antonio
Machado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario